
La importancia de escuchar a nuestro intestino
¿Padeces dolor menstrual en cada ciclo?
¿Al final del día notas la barriga como una embarazada?
¿Te has lesionado y no hay forma de reducir esas molestias?
Aunque a priori puedan parecer preguntas que no tienen porqué estar relacionadas entre sí, y tampoco con la nutrición, son muchos los estudios que demuestran que todos estos aspectos están relacionados con una inflamación localizada.
La inflamación, como proceso fisiológico de resolución, se caracteriza por ser de corta duración y con la intensidad óptima. Si vemos que esta tiene un exceso en la duración así como en la intensidad puede dar lugar a alteraciones sistémicas crónicas, que pueden estar causadas por alteraciones en la microbiota o en la barrera intestinal.
¿Y la barrera intestinal? La primera línea de defensa, la podemos imaginar cómo la muralla de un castillo, si está correcta, esta barrera protegerá nuestro cuerpo, ayudando a que no entre ningún organismo/tóxico…que pueda dañar nuestro cuerpo.
Siguiendo con el símil, y así en líneas generales, la microbiota estaría formada por esos soldados que van a estar trabajando para que los enemigos no se cuelen, y que los que habitan dentro de las murallas, lo hagan en armonía.
"La barrera intestinal es cómo la muralla de un castillo que protegerá nuestro cuerpo"
Por ello, la microbiota la podemos definir como la comunidad de microorganismos que viven en el tracto gastrointestinal de los mamíferos y que ayudan en el mantenimiento de la salud.
Esta microbiota está implicada en el mantenimiento del equilibrio digestivo, favorece la producción y absorción de vitaminas, regula el metabolismo lipídico, ayuda a mantener el sistema inmunitario, regula a nivel hormonal…

En consecuencia, cualquier cambio que se produzca en esta microbiota o en esta barrera de protección, va a alterar el funcionamiento correcto de nuestro cuerpo.
Como dijo el microbiólogo y Nobel de Medicina Elie Metchnikoff, la mayoría de las enfermedades comienzan en el tracto digestivo. Es por ello que una alteración en esta parte, puede afectar no solamente a nivel digestivo (produciendo más gases, hinchazón, estreñimiento, ardor, colitis ulcerosa…) sino también puede producir alteraciones a nivel de ansiedad y depresión, a nivel de patologías autoinmunes (alergias e intolerancias…), a nivel hormonal (hipotiroidismo, amenorrea hipotalámica, síndrome de ovario poliquístico SOP…).
De ahí que, cuidando y reparando los daños digestivos, podemos mejorar otras sintomatologías asociadas.
¿Cómo puedes saber si tu microbiota tiene algún problema?
Muy fácil, escucha lo que te dice tu cuerpo, con el nivel de estrés que llevamos en general, no nos paramos a escuchar las “alarmas” que nos marca nuestro cuerpo: alteraciones en las deposiciones, molestias después de las comidas, dolores de cabeza recurrentes, hinchazón, problemas a nivel de piel (eczemas, piel de rubí…)…son los primeros síntomas que se pueden observar.

Si tienes alguno de ellos, mi primera recomendación es la siguiente: ¡PARA! Para, respira y regálate salud. Dedícate momentos para meditar, darte un baño tranquilo, comer despacio y saboreando, hidratándote con agua, moviéndote mucho o creando breaks de actividad en el trabajo.
Empecemos a valorar el cuerpo como una unidad, y no como partes sueltas, todo está relacionado, así que si quieres mejorar las inflamaciones ya sean a nivel digestivo como no, empieza parando, analizando si hay algo que puedes cambiar en tu día a día para mejorar tu salud.
Isabel Blasco